miércoles, 3 de octubre de 2012

"Our last summer"



"It was the age of no regret.
But underneath we had a fear of flying, of growing old, a fear of slowly dying. We took a chance like we were dancing our last dance."



Pues eso. Es que mi madre ponía mucho ABBA.

viernes, 23 de marzo de 2012

Ojalá pudiera dormir para siempre

Soy como uno de los edificios esos que hay en Japón. Los que salieron en un vídeo balanceándose durante el terremoto del año pasado. Por fuera aguanto, aunque tiemble un poco. Y por dentro me derrumbo, todo se cae de las estanterías al suelo. Y cuando parece que ya has tocado fondo, sigues bajando.

martes, 20 de marzo de 2012

La culpa de que los hombres no entiendan lo horrible que es tener la regla es de los anuncios de compresas. No puedes estar feliz con los dolores y la presión constante del "¿ME HE MANCHADO?". No bailas, no sonríes, no te pones unas bragas monísimas y novísimas; no llevas una ropa preciosa y de color claro. Y si lo haces, eres gilipollas. Eso se aprende la primera vez que te cala. Ya me entendéis.
Personalmente, considero completamente imposible ser maja y simpática si te sangran los bajos.
Horrible.

jueves, 8 de marzo de 2012

"On fire"

Me apetece correr. Correr, adonde me lleve el viento. Sin mirar atrás, sin preocuparme. Correr hasta que no pueda más y encontrarme en un lugar desconocido, donde empezar de nuevo. O donde, simplemente, dormir. Acurrucarme y dormir, con la brisa en la cara, brisa estival, caliente pero refrescante al mismo tiempo; como las tormentas eléctricas de verano que recuerdo en el pueblo metida en el salón envuelta en una manta y tirada en el suelo mirando los relámpagos por la ventana, asustada porque la casa es de madera y me habían contado historias de fuego. Aquellos días solía pensar en dragones de brillantes escamas y aliento abrasador. En chicas valientes que sabían usar un arco, en melenas al viento, en vestidos medievales de faldas desgarradas y en caballos. Pero sobre todo en dragones. Me hubiera gustado montar en dragón, volar, sobre un dragón plateado del mismo gris que recuerdo del primer caballo sobre el que monté. Las riendas eran rojas, y al agitarse parecían llamas. El primero y por ahora el último. Y aún no lo he olvidado; ni lo haré jamás. Porque nunca dejaré de pensar en dragones, en fuego, en montar sobre la plata y en libertad. Acabaré con el pelo rojo de tanto incendiar pensamientos.

Supongo que nos preocupamos tanto por el futuro que nos olvidamos del presente y al final morimos sin haber vivido.

lunes, 5 de marzo de 2012

Porque la gente muera uno no tiene por qué dejar de vivir. Es como si dejaras de comer, o de vacunarte, porque otra gente no puede hacerlo. Llamadme cruel, pero lo veo así.

martes, 21 de febrero de 2012

lunes, 20 de febrero de 2012

Hoy me he dado cuenta de que hace lo mismo con todas, el gilipollas. Pues nada, que le den. Pero todo con amor.

domingo, 12 de febrero de 2012

Cada vez que pienso en él me viene a la cabeza su pelo rubio, sus ojos azules y que nunca me habían gustado los chicos así. Yo siempre he sido más de moreno de ojos verdes. O marrones. O negros. Pero ¿azules? Muy fríos para mi gusto.
Los suyos no. Tiene unos ojos de color azul profundo, un azul que recuerda al mar, recuerdan al agua, al abismo. Como si al mirarlos me hundiera en ellos.
Es cariñoso, es gracioso, es simpático. Es alto, también. Y tiene una sonrisa preciosa. No sólo sonríe con los labios, sino con los ojos también. Se le forman arruguitas en la comisura. Cuando sonríe, me siento en casa.

sábado, 7 de enero de 2012

Me hipnotizó por fin con su verso letal

Estoy aquí, con un billete de veinte encima de la mesa pensando lo lento que viene todo y lo deprisa que se va. Pensando en fumarme un cigarrillo al lado de la ventana sólo para ver el contraste entre el naranja del fuego y el gris de la ceniza. Pensando en que parezco gilipollas, una niñata más de esas que hay a puñados. La diferencia es que aquí cada uno cree que es único, diferente. Claro, cada uno es para sí mismo el centro del mundo. Pero con este tema me comporto como una imbécil. ¿Por qué? Porque se supone que uno es el centro de su mundo. Es como si fueras un planeta y lo demás girase a tu alrededor, como las lunas de Marte alrededor del centro de su elipse. ¿Y por qué digo que me comporto como una imbécil? Pues porque yo actúo de satélite. Actúo como si fuera la Luna y lo demás (los demás) el Planeta. Y cada vez que pienso “ya no más” pasa algo que me hace volver a ser la misma idiota de siempre. Nací idiota, crecí idiota y moriré idiota. Aunque siendo idiota es como más feliz se vive. Y quien diga que no, es que lo es.


viernes, 6 de enero de 2012

Dejarse llevar suena demasiado bien

Las calles empedradas, el Sol, los colores de las casas del muelle, dignas imitadoras del puerto de La Rochelle, brillando a la luz del astro rey, la Sirenita de color verde óxido, delatando su naturaleza de cobre; las calles, llenas de gente, de vida,